Cristian Ritondo La pandemia del coronavirus nos ha metido de golpe y sin aviso en una película de ciencia ficción. De pronto nos encontram
/arc-anglerfish-arc2-prod-infobae.s3.amazonaws.com/public/MSSTQJG66BGEXPDGGOOUPCGDXE.jpg)

La pandemia del coronavirus nos ha metido de golpe y sin aviso en una película de ciencia ficción.
De pronto nos encontramos encerrados en nuestras casas bajo una cuarentena que afortunadamente empieza a dar sus resultados, obligados a cuidarnos y circulando con barbijos.
Pero cuando parece que todo es un sueño horrible al que comenzamos a acostumbrarnos, esa serie, esa película, se convierte en una de terror.
Leo a la doctora Julia Márquez, jueza de Ejecución Penal N°1 del Departamento Quilmes, que sostiene que desde que comenzó la cuarentena ya se liberaron a 176 violadores y que en sólo 24 horas ya se concedieron mas excarcelaciones que en 2018 y no puedo menos que asombrarme.
Los reclusos deben tener un sistema sanitario que los proteja. Y las víctimas de los delitos que cometieron esos reclusos la garantía y el derecho a que permanezcan tras las rejas.
Cuando un delincuente queda en libertad antes de cumplir su condena la sociedad en su conjunto es una víctima por la peligrosidad que ello implica.
El coronavirus no puede ser excusa para una liberación de presos sin control.
Hay que pensar en los derechos de las víctimas .
La sociedad en su conjunto ha hecho escuchar ruidosamente su rechazo a esta medida.
Comprendemos que la situación de los reclusos por el coronavirus debe ser atendida desde el punto de vista humanitario, pero ello tiene que encuadrarse en el cumplimiento irrestricto de las penas. Es por eso que sostenemos que los reclamos de los presos deben ser resueltos en sus lugares de detención.
El trabajo realizado por las fuerzas de seguridad para obtener justicia no puede haber sido en vano.
El Estado debe ocuparse desde el punto de vista humanitario, pero a su vez debe ser inflexible garantizando el cumplimiento de las penas.
Dispone de los instrumentos idóneos para hallar las soluciones que este momento nos demanda. Tengamos como exclusiva prioridad el derecho de las víctimas y de la ciudadanía a vivir en libertad sin ninguna amenaza. Porque sin Justicia no hay República. Sin Seguridad perdemos todos.
El autor es diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y preside el bloque PRO
COMMENTS